Con los niños a cuesstas

Con los niños a cuesstas

jueves, 29 de junio de 2017

Sant Roc

En el límite de las comarcas del Gironès y la Garrotxa se encuentran los riscos de Sant Roc, una barrera natural que separa la Vall de Llémena y la Vall del Brugent. En el punto culminante de estos riscos se levanta la pequeña ermita de Sant Roc de la Barroca, que, además de las estupendas vistas que nos ofrece hacia el valle, tiene el aliciente de estar incluida en el listado de la 100 cimas de la FECC. En esta salida, además de visitar la ermita de Sant Roc, ascendimos el Puig d'Elena, donde se haya la ermita de Santa Elena. Si vamos con niños muy pequeños y no queremos subir esa elevación (tiene tramos muy empinados), podemos darnos la vuelta desde la ermita de Sant Roc y regresar por el mismo camino de la ida. El punto de partida de la excursión es la pequeña localidad de Sant Martí de Llémena, a donde llegaremos tras abandonar la AP-7 en la salida de Girona oest y continuar por la GI-531. Dejamos el coche en un pequeño aparcamiento que hay frente al restaurante del pueblo.


Mapa de la ruta - ICC


Distancia: 9,5 km.
Tiempo: 5 horas, con paradas
Tiempo para un adulto: 3 horas 30 minutos, sin paradas


Cruzamos la carretera y marchamos por la derecha de la iglesia, cruzando una explanada. Encontramos un sendero con marcas amarillas y giramos hacia la izquierda, rodeando luego un campo de cultivo. La idea es llegar hasta la masia de Ca n'Aulina donde comienza el Grau de l'Esqueió que nos permitirá ascender hasta la parte superior del risco. En lugar de seguir nuestros pasos hasta la masía, bastante confuso de describir (yo me guiaba por los datos del track que me había descargado para el gps), es mejor caminar por la carretera en dirección a Girona unos doscientos metros y coger la pista que sube por nuestra derecha hasta esta masía, que fue lo que hicimos nosotros a la vuelta.


Nos desviamos a la derecha de la iglesia

Caminamos por esta pista forestal

Bordeamos el campo de cultivo

Masia de Ca n'Aulina








Dejamos atrás la masía y nos encaminamos hacia el interior del encinar siguiendo las marcas amarillas que encontramos pintadas tanto en las rocas como en los árboles. Comienza ahora una subida constante a través de una espesa vegetación más propia de la jungla que de un encinar. Además del calor, se nota la fuerte humedad que nos hace sudar siendo aún poco más de las nueve de la mañana (la excursión la hicimos en mayo, nada que ver con las calores de este mes de junio). El sendero nos lleva a una zona abierta de rocas rojizas, un mirador natural hacia el valle y el Cingle de Rocafesa que se levanta frente a nosotros.


Seguimos el sendero hacia el encinar

Las marcas que debemos seguir

La vegetación muy espesa

Salimos a un mirador natural de rocas rojizas

Vistas al Cingle de Rocafesa

Una paradeta para refrescarnos

Nos adentramos nuevamente en el encinar y el sendero gana altura en continuas ziaga-zagas que suavizan la subida. Finalmente llegamos a la parte superior del risco, desembocando en una pista forestal. Frente a nosotros se alza el Puig d'Elena y la masía de Can Buc. Giramos a la izquierda y avanzamos por la pista por un enlosado de grandes piedras, cual calzada romana.


Seguimos ascendiendo

Frente a nosotros el Puig d'Elena

Can Buc

Avanzamos por esta pista enlosada


Llegamos a una bifurcación señalizada: por la izquierda marchamos hacia Sant Roc, por la derecha hacia la ermita de Santa Lena. Así pues, continuamos por la izquierda y, unas veces por zonas más boscosas y otras por espacios más abiertos vamos recorriendo todo el risco hacia su extremo más meridional.


Hacia Sant Roc

Bifurcación

Seguimos por la izquierda

El camino es muy cómodo

Otras veces pasamos por zonas más boscosas


Llegamos hasta un encinar donde un indicador nos marca el buen camino. Conforme nos acercamos a la ermita, hay que ir vigilando a los niños, pues caminamos muy cerca del borde del risco. Un poco antes de llegar, hay un pequeño mirador hacia el valle, desde el que podemos asomarnos, siempre con cuidado. Alcanzamos la explanada donde se asienta la ermita y desde donde tenemos unas excelentes vistas de la Vall de Llémena.


Vamos por buen camino

Cruzamos este encinar

Un pequeño mirador

Vistas hacia el valle

Asomándonos a este mirador

Llegando a la ermita de Sant Roc


Junto a la ermita, al borde del risco, hay dos rocas para los que les gustan los selfies emocionantes. Somos libres de subir (yo lo hice) pero, por favor, que a nadie se le ocurra subir con los críos o si se tiene vértigo.


Jan descansando un rato

Mejor no mirar atrás

Sant Roc, 598 m.


Aprovechamos para comer y refrescarnos. Visitamos el interior de la ermita, construida en 1447, bastante espartana por cierto, y donde se guarda la imagen de Sant Roc, patrón de los apestados y marginados, pues durante su vida se dedicó a cuidar de las personas afectadas por la peste y otras enfermedades. Tras hacernos la foto de cima, nos ponemos nuevamente el marcha.


Entrada a la ermita

Altar

Parte posterior de la ermita


Tenemos dos opciones. Si vamos con niños pequeños y no queremos caminar más, podemos regresar por el camino de ida hasta Sant Martí. Nosotros continuamos por el sendero que hay por la parte de atrás de la ermita hacia otro mirador natural, más amplio y menos peligroso, al que llegamos tras un pequeño descenso. Desde aquí se nos abren unas amplias vistas hacia la comarca del Gironès y los riscos de Sant Roc. La plataforma es amplia, pero de todas formas siempre hay que vigilar si vamos con los niños.


Seguimos por una zona de espesa vegetación

Llegando al mirador

Con Jan sobre la roca

La roca es amplia

Vistas hacia el risco


Seguimos el sendero tras las marcas amarillas y bajamos un poco por el Grau del Llop. Estamos rodeando el borde meridional del risco para hacer un giro de 180º y dirigirnos hacia la ermita de Santa Elena por un camino paralelo al que nos ha llevado hasta Sant Roc.


Descendemos por el Grau del Llop

Desvío señalizado

El sendero sigue las marcas amarillas

Vistas hacia el Far

Avanzando por un terreno más pedregoso

El sendero, enlosado de piedras, nos recordará al que hemos seguido durante la ida. De hecho, es un camino paralelo que nos conduce hasta un poste indicador al lado de una balsa de agua, punto en el que comienza el ascenso hasta el Puig d'Elena, donde se encuentra la ermita del mismo nombre.


Camino enlosado como el de la ida

Desvío hacia el Puig d'Elena

Nos desviamos y comenzamos la subida


La subida hasta la ermita de Santa Elena es empinada y la calor no ayuda. El sendero se estrecha y asciende por una zona de vegetación espesa.  Alcanzamos la explanada donde se levanta la ermita, más bonita y mejor decorada que la de Sant Roc. Se trata de un edificio románico del siglo XIII de una sola nave, un ábside semicircular y un campanario de espadaña.


El sendero que sube al Puig d'Elena

Llegando a la explanada

Ermita de Santa Elena

Vista frontal

Interior de la ermita

Rodeando todo el conjunto


Descansamos otro rato para recuperarnos de la subida y en este punto decido que, en lugar de seguir el track del gps que hace una vuelta circular hasta entrar en Sant Martí por el otro extremo del pueblo, bajar hasta el poste indicador y enlazar con la pista que lleva a Sant Roc bajando nuevamente por el Grau de l'Escaió. Hace mucha calor y el paisaje que nos rodea tampoco nos motiva mucho a seguir caminando con las calores del mediodía.


Bajamos otra vez

Seguimos la pista forestal...

...hasta enlazar con la que lleva a Sant Roc

Punto donde se inicia el Grau de l'Escaió

Bajamos por el Grau

Tras descender el Grau de l'Escaió, mucho más rápido que la subida, llegamos hasta la masía de Ca n'Aulina. Atravesamos este conjunto de masías sin hacer ruido y la pista nos conduce hasta la carretera. Solo queda subir por ella unos 200 metros y dar por concluida la excursión.


Llegando a las masías

Pasamos junto a Ca n'Aluina

Seguimos la pista forestal

Volvemos a Sant Martí por la carretera


Nos tomamos algo en el bar del restaurante (comer no pudimos porque estaba lleno, por lo que si queréis comer es mejor reservar) y tras el refrigerio, damos por concluida la excursión tras haber sumado una cima más a nuestro reto.