Con los niños a cuesstas

Con los niños a cuesstas

lunes, 25 de agosto de 2014

Punta del Fangar

Aprovechando unos días de vacaciones en el sur de Tarragona, nos acercamos al Parque Natural del Delta del Ebro, y entre otras cosas, como comernos un maravilloso arroz negro en Riumar, visitamos la Punta del Fangar, una península arenosa de 400 hectáreas y sus dunas de arena. Esta entrada no es una ruta propiamente dicha como las que normalmente encontrarás en el blog. Se trata más bien de un bonito, aunque largo, paseo por la orilla del mar que nos llevará hasta el faro de la Punta del Fangar y nos permitirá contemplar las dunas de arena donde anidan en esta época del año algunas aves en esta zona protegida del parque natural. Como anécdota, comentar que aquí se rodó el videoclip de U2 Vértigo o la película Sáhara, con Penélope Cruz y Mathew McConaway. El punto de partida es el aparcamiento de la playa de la Marquesa. Hay varias formas de llegar, dependiendo si vienes de l'Ampolla o Deltebre, pero está perfectamente indicado una vez que te adentras en el Delta del Ebro.

Distancia: 8 km
Tiempo: 3 horas


Mapa de la ruta



Dejamos el coche en el aparcamiento de la playa de la Marquesa frente al restaurante vasco y nos encaminamos hacia su parte trasera para alcanzar la orilla del mar. Un poco más arriba hay una pista de tierra para hacer toda la ruta en bicicleta, aunque hay que tener en cuenta que el camino puede tener tramos muy arenosos y puede dificultar el pedaleo, pero es otra opción para visitar toda la zona. Si elegimos ésta, llegaremos a un mirador y a nuestra izquierda quedará la laguna del Fangar, e igualmente se puede llegar hasta el  faro, visible a lo lejos. Nosotros escogemos la opción de caminar por la orilla de mar, así que si más dilaciones nos ponemos en marcha.

Alcanzando la orilla del mar

El color de la arena contrasta con el verde de los arrozales

Caminando con calma

Cruzándonos con algunos bañistas

En el primer tramo nos cruzamos con los pocos bañistas que quedan a esta hora de la tarde. Un cartel nos informa que estamos en el Fangar y que está prohibido cruzar el alambre que separa la playa de la zona interior. Este alambre se extiende a lo largo de toda la costa delimitando la zona protegida donde la aves anidan, y que está cerrada entre el 1 de abril y el 15 de agosto. Aunque se camina cómodamente por la orilla, Erik no puede resistirse a quitarse las zapatillas y mojarse los pies, jugando con el agua, algo que poco  a poco irán imitando el resto de la familia.


El Fangar

Cartel informativo

Erik encuentra una posible solución a mis problemas de alopecia

Mejor caminar sin zapatillas

Pronto comenzamos a encontrar las primeras dunas de arena, El alambre nos impide acceder a ellas y hay que respetarlo. Nos cruzamos con un 4x4 de los guardas del parque en tareas de vigilancia. Las aves, gaviotas y charranes, sobrevuelan las dunas y  bajan hasta sus nidos en un ir y venir continuo. La luz de la tarde confiere una gran belleza al lugar, mientras la brisa marina y el sonido de mar terminan por completar el cuadro.


Primera dunas que encontraremos

Típica imagen sahariana

Las aves sobrevuelan las dunas

Erik ya se ha despojado hasta de la camiseta

Las dunas son cada vez mas grandes y espectaculares. En esta zona el movimiento de las aves es mayor, desapareciendo por la parte trasera de las dunas. Es la parte más bonita del paseo.


Cada vez las dunas son más espectaculares

Una pequeña montaña de arena

Abundantes aves sobrevolando las dunas

El viento moldea la arena a su antojo


Ya estamos a tocar del faro. Unos minutos más y lo alcanzamos. Nos fotografiamos con él y mientras contemplamos toda la extensión del Fangar, el pueblo de l'Ampolla, el macizo de Els Ports, el mar, etc. Poco más de una hora nos ha llevado llegar hasta aquí, y como aún quedan un par de horas largas de sol, nos sentamos a disfrutar del paisaje. En la parte posterior del faro sale una pista de tierra que enlaza con la que viene de la playa de la Marquesa y llega hasta el extremo de la península, con vistas a la laguna del Fangar. Muy recomendable de hacer en bicicleta aunque debamos bajarnos continuamente y empujar por la arena acumulada.


El faro del Fangar

Alcanzando el faro

Jan y yo queremos fotos...

...y nos aprovechamos de la cámara

Un vértice geodésico a nivel del mar


Tras pasar un buen rato y decidir volver nuevamente por la orilla del mar (regresar por la pista nos hubiera supuesto un par o tres de kilómetros más) nos ponemos nuevamente en marcha, esta vez más pendientes de meternos en el agua.


Tai Chi junto al mar

Jugando con el agua

El sol cada vez más bajo

Nuestras huellas se alejan del faro

El faro cada vez más lejos

La tropa antes del baño

Alcanzamos finalmente el coche tras tres horitas de paseo, (en un par de horas se puede hacer si no nos entretenemos mucho), y un remojón. Es preferible visitar el lugar por la tarde (en verano, claro) o por la mañana muy temprano, pues el sol pica en las horas centrales del día, y aunque no veamos los típicos espejismos que se forman a esas horas, es mejor hacerlo así si queremos llegar al faro, de lo contrario, quizás acabemos cambiando la excursión por las aguas del mediterráneo.




lunes, 4 de agosto de 2014

Sta. Magdalena de Cambrils

Mientras continúo batallando con la dichosa tendinitis que llevo arrastrando varios meses, decidimos ascender una cima sencilla del listado de las 100 que aparece en el reto de la FEEC. Santa Magdalena de Cambrils es una elevación al norte de la comarca de Osona, casi fronteriza con la Garrotxa y el Ripollès, bastante fácil de subir desde la vertiente de Vidrà. Ideal para hacer con niños, es preferible subir en el otoño, cuando las hojas del hayedo que atravesamos cubren el camino como una alfombra. El punto de partida es la collada de Collfred, a la que llegaremos tras alcanzar Vidrà (abandonar la C17 por Sant Quirze de Bassora y seguir los indicadores) y continuar por una estrecha pista asfaltada dirección Siuret. Tras casi diez kilómetros, cuando la pista comienza a descender y antes de llegar a la masía de Collfred (por si nos despistamos y nos pasamos de largo), a nuestra derecha encontraremos un espacio donde se pueden dejar los coches.


Distancia: 6 km
Tiempo: 3 horas con paradas
Tiempo para un adulto: 2 horas, sin paradas

Mapa de la ruta - fuente: blocminuteman.blogspot.com.es



Dejamos el coche en el pequeño prado y bajamos unos metros por la pista asfaltada hasta el poste indicador junto al camino que sube por la izquierda. Seguimos esta pista de tierra, que en algunos puntos es un auténtico barrizal por las lluvias caídas hace un par de días, y poco a poco nos adentramos en el hayedo, que nos protege del sol.


Lugar donde dejamos el coche

Bajamos para desviarnos por el camino de la izquierda

Subimos por la pista...

...adentrándonos en el hayedo

El camino es algo monótono, La frondosa vegetación tapa toda posibilidad de disfrutar de las vistas y sólo en pequeñas aberturas donde el ganado de reúne para pastar, nos permite disfrutar del paisaje que rodea estas montañas. Hay que vigilar, pues es fácil cruzarse con alguna vaca despistada y, no es que vayamos a correr los sanfermines pero tampoco es cuestión de molestarlas.


Pequeño prado donde pasta el ganado

Estas vienen de marcha y andan algo despistadas

Marcas amarillas que encontraremos por el camino

Avanzando tranquilamente por la pista

Tras casi tres cuartos de hora de tranquila caminata, llegaremos hasta una pequeña explanada donde encontramos un poste indicador que señala a Santa Magdalena de Cambrils. Nos desviamos a la izquierda y avanzamos por un bonito prado hasta llegar a una horrible torre eléctrica (tampoco es cuestión que los payeses tengan que alumbrarse con velas, aunque siempre se podrían buscar soluciones con menos impacto en la naturaleza) y quedar frente a unas rocas donde comienza la parte más divertida de la excursión.


Alcanzando el desvío

Seguimos por la izquierda como indica el cartel

Cruzando el prado...

...hasta llegar a la torre de alta tensión

Iniciamos ahora una divertida trepada donde en algún punto deberemos agarrarnos con las manos a las rocas. Las vistas desde aquí sí que son bonitas, levantándose frente a nosotros la sierra de Bellmunt y unos prados verdes de una gran belleza.


Posando al inicio de la trepada

Subimos primero por un senderito empinado...

...hasta encontrarnos con las primeras rocas

Un servidor en plena subida

Tras superar la pequeña trepada nos adentramos en zona boscosa siguiendo las marcas amarillas pintadas en la rocas hasta llegar a la ermita que corona la cima. Entramos en su interior, donde hay algunas herramientas de las personas que la están rehabilitando y los críos firman en una libreta que hay a modo de libro de visitas.


Siguiendo las marcas blancas y amarillas

Ermita de Santa Magdalena de Cambrils

Interior de la ermita

Los peques firmando en el libro de visitas

Las primeras noticias que se tienen de la ermita son del siglo XIV. Es un edificio rectangular con una vuelta de cañón y corona la sierra del mismo nombre con una altura de 1.547 m. Es de agradecer a los vecinos de Vallfogona las tareas de rehabilitación que se están llevando a cabo y recuperar una bonita construcción en un paraje rodeado de hayas y vegetación.


La madre entrando en la ermita

Santa Magdalena de Cambrils, 1547 m.

El camino hacia Vallfogona

Vaya par de chuletas


Tras descansar un rato, regresamos por el mismo camino, divisando entre los árboles las primeras cimas del Pirineo Oriental, con el omnipresente Puigmal destacando entre ellas.


Volvemos al camino

El Pirineo asoma entre los árboles

La sombra se agradece


Destrepamos por la zona de rocas y volvemos a la pista. Con el calor del día el barro se ha ido secando en la zonas donde se filtra el sol y el camino mejora algo, aunque sigue habiendo lugares donde se acumulan grandes charcos y barro, Finalmente llegamos al coche, que encontramos rodeado de vacas que se dirigen a los pastos que hay en la ladera.


Bajando con cuidado

De nuevo en la pista


Las vacas nos permiten entrar al coche


Ahora toca la mejor parte de la ruta: ir a comer a la Cabanya del Mir. Os lo recomiendo, se come de maravilla y podemos acercarnos a darnos un bañito al salto de agua que hay a unos veinte minutos del restaurante.