Con los niños a cuesstas

Con los niños a cuesstas

martes, 18 de febrero de 2014

Turó de Magarola

Agradable paseo por la sierra de Collserola que nos permitirá ascender al Turó de Magarola, bonito mirador de la ciudad de Barcelona, y sumar una cima más al reto del "cent cims". El punto de partida es el aparcamiento que hay en la parte trasera de la residencia Vista Rica, en el km. 4,7 de la carretera de l'Arrabassada. Procurar no llegar muy tarde porque entre senderistas, runners, ciclistas y domingueros podemos quedarnos sin sitio para aparcar.

Distancia: 6 km.
Tiempo: 3 horas, con paradas
Tiempo para un adulto: 1 horas 45', sin paradas

Mapa de la ruta - Ed. Alpina

Entramos en el aparcamiento entre una nube de ciclistas y dejamos el coche en uno de los pocos huecos que quedan. Hemos tenido suerte, de algo sirve madrugar. Nos ponemos en marcha y tomamos el camino que queda a la derecha de la entrada donde un poste nos señala hacia el Pas del Rei, subiendo por una ligera pendiente y compartiendo el sendero con numerosos ciclistas. Encontramos una pista que por la izquierda sube hacia el Turó de Sant Cebrià, que pasamos de largo siguiendo nosotros por el camino principal. Pronto empezamos a disfrutar de las primeras vistas a la ciudad de Barcelona.


En marcha

Un grupo de ciclistas nos adelantan

Dejamos de lado el desvío a Samt Cebríà

Vistas a la ciudad

El camino desciende ahora hasta un nuevo cruce de pistas, donde continuaremos por la de la izquierda hasta llegar un poco más adelante a un nuevo desvío señalizado. A nuestra derecha se inicia el senderito (prohibido para las bicicletas, pero no para los runners que suben y bajan) que nos conducirá hasta la cima del Turó de Magarola. El sendero se estrecha bastante en algún punto hasta salir al bonito mirador donde se encuentra el vértice geodésico. Es un lugar agradable para contemplar la ciudad, tranquilo y bastante accesible. Nos hacemos la foto de cima, la 39ª para los niños, y disfrutamos de las vistas, a pesar del aire frío que sopla esta mañana.


Seguimos por la izquierda

Jan alcanzando el desvío hacia el Turó de Magarola

El sendero se estrecha en esta parte

Los hermanos en su 39ª cima del reto

Turó de Magarola, 430 m.


Dejamos el Turó de Magarola y seguimos por la parte opuesta a nuestra subida, bajando ahora por un estrecho camino hasta encontrarnos un primer poste de madera donde nos desviaremos hacia la derecha. Avanzamos unos metros más y encontramos un segundo poste donde, en este caso, giraremos a la izquierda siguiendo las marcas blancas y rojas del GR-6. Bajaremos ahora por una zona boscosa y bonita, donde, al igual que la semana pasada en el Puig de la Mola, encontramos signos evidentes de la acción de los jabalís. El descenso nos conducirá hasta una amplia explanada donde se cruzan varias pistas.


Abandonamos el Turó de Magarola

Primer poste, a la derecha

Segundo poste, a la izquierda

Jan bajando por el sendero vigilando de no cruzarse con algún jabalí

Llegando al cruce de pistas

Una vez en el cruce tenemos varias opciones para llegar hasta la ermita de Sant Medir. Una más larga, que consiste en seguir el GR-6 para luego conectar con el PR C-38; una más corta para los valientes que tengan bien las rodillas que es un senderito que queda junto a la curva y que desciende con fuerza; y la última (la escogida por nosotros) que consiste en seguir el indicador y bajar por la izquierda pasando junto a las cuatro casas de la urbanización de Sant Medir. Cruzamos la urbanización y vamos a parar a una pista donde giraremos a la derecha para llegar hasta la ermita, que encontramos muy concurrida: moteros, runners, ciclistas, senderistas, etc.


Pasando junto a las casas de la urbanización

Giramos a la derecha para visitar la ermita

Avanzamos por la pista

Ermita de Sant Medir

Cerrada, sólo abre los sábados

Tras pasar un buen rato en la plazoleta de la ermita y tratando de huir del akelarre dominguero que allí se ha congregado, volvemos por la pista pasando junto a la Font de Sant Medir y la zona de picnic dejando a la izquierda el camino por donde habíamos bajado. Seguimos avanzando por la pista (cuidado que por esta zona pasan coches) hasta unos metros antes de llegar a un puentecito que no cruzaremos. Si estamos atentos, pues la vegetación lo tapa un poco, hay un caminito a nuestra izquierda por el que debemos subir y que nos llevará hasta otro sendero.


Font de Sant Medir

Antes de llegar al puentecito del fondo, a la izquierda veremos el sendero

El caminito es muy estrecho

Desembocamos en otro sendero más amplio...

...y lo seguimos hacia la derecha

Avanzamos por este sendero hasta que, más adelante, haga un pronunciado giro hacia la izquierda. En la misma curva hay un senderito que seguiremos y que al principio pasa por una zona bastante frondosa. Poco a poco la vegetación se abre y llegamos a una zona más despejada, pasando junto a unos altos árboles que nos servirán de referencia para saber lo cerca que estamos del próximo desvío que deberemos tomar. Un poco más adelante, antes de llegar a un tronco caído en mitad del camino, hay un sendero a la izquierda algo disimulado por la vegetación, por donde nos desviaremos.


En este punto nos desviamos por el senderito de la derecha

La vegetación en más abundante en esta parte

Salimos a una zona más abierta

Antes de llegar al tronco caído nos desviamos a la izquierda

Encaramos la subida, no muy dificultosa, y llegamos hasta la font Groga, un fresco rincón de la sierra de Collserola donde pasar las tardes de verano rodeado de encinas, robles y plátanos. Hoy, entre el frío y la humedad, no apetece estar mucho rato. De la fuente mana un pequeño caño de agua bastante fría y sabor ferruginoso y, al parecer, tiene propiedades curativas, a tenor de lo que cuentan sobre epidemia de cólera que sufrió la ciudad en el siglo XIX.


Superando algún pequeño obstáculo

Alcanzando la font Groga

Restos de una construcción al lado de la fuente

Font Groga


Desde la fuente subimos por las escaleras que hay a su izquierda y seguimos el sendero que en unos diez minutos nos llevará hasta el aparcamiento de la residencia donde habíamos dejado el coche. Lo dicho, un agradable paseo dominical para conocer un bonito rincón muy cercano a la ciudad.


Subiendo por las escaleras

Otro árbol caído se cruza en el camino

Avanzando por el sendero...

...hasta llegar a la residencia de Vista Rica






viernes, 7 de febrero de 2014

Puig de la Mola (Garraf)

Toca en esta ocasión una nueva cima comarcal, en este caso el Puig de la Mola, techo de la comarca del Garraf. El día no se presentaba bueno, la previsión indicaba lluvia a partir de la tarde lo que nos había hecho suspender la salida que teníamos prevista por el Berguedà, pero como se trataba de una ruta fácil y cercana a casa, nos arriesgamos a salir, ya que el mono de montaña se había agudizado tras varias semanas en los que la meteorología tampoco había acompañado mucho. No fue una buena decisión, las nubes bajas que cubrían la zona no nos permitieron disfrutar de las vistas. Además, tuvimos que acortar el recorrido ya que la lluvia se adelantó y tampoco era cuestión de acabar empapados. El punto de partida es la cementera que hay un poco antes de llegar a Olesa de Bonesvalls (km 16), a donde llegaremos tras abandonar la C-32 en la salida de Gavá, y posteriormente seguir las indicaciones hacia Begues y Olesa.

Distancia: 7 kilómetros
Tiempo: 3 horas 15', con paradas
Tiempo para un adulto: 1 hora 45', sin paradas


Mapa de la ruta - Ed. Alpina

Dejamos el coche aparcado (hay bastante sitio) y comenzamos a caminar por una pista donde hay colocada una cadena que impide el paso al final de la explanada donde aparcan los camiones, dirección Begues. Caminamos por la pista, que poco a poco se estrecha y cruzamos la riera de Begues, totalmente seca. Un poco más adelante encontramos un camino a nuestra izquierda que conduce a un viñedo; nosotros seguimos rectos  y pronto conectamos con el GR 92-3, que ya no abandonaremos hasta la cima.


¡En marcha!

Cruzando por el lecho de la riera de Begues

Caminamos por una amplia pista

Dejamos a la izquierda el acceso al viñedo

Viñas

Caminamos por el amplio sendero donde algún tonto ha arrancado las placas de los postes indicadores que marcan el GR. Hay que ser idiota, con mayúscula, para hacer cosas así. Seguimos adelante siempre por el sendero principal dejando de lado los caminitos que nos encontraremos casi siempre a la izquierda.


Poste con las placas arrancadas

En este punto seguimos por la derecha

El sendero pasa ahora al lado de los "pous de Els Casals", antiguas neveras junto a los restos de una masía. El camino se estrecha avanzando por la zona conocida como el Fondo de l'Espinadar  para desviarse hacia la izquierda en una suave pero continua subida. En este punto nos encontramos con un cazador haciendo guardia en un lateral del sendero. Al mismo tiempo escuchamos dos disparos ladera arriba. Nos comunica que están haciendo una batida para cazar jabalís (organizada por ellos mismos, nada oficial como la de unos días atrás en Sant Llorenç del Munt) y que procuremos no salirnos del sendero. No tranquiliza mucho, y más si vas con los críos, pero decidimos seguir adelante. De hecho me preocupa más cruzarme con un jabalí asustado, que los propios cazadores. Al final acertamos con la decisión tomada, pues no volvimos a escuchar más disparos en toda la mañana. Quizás los jabalís estaban bien escondidos y se dedicaron a cazar gamusinos..., no sé.


Los niños asomándose al pozo más grande

El otro es más pequeño

Restos de una masía

A lo largo de toda la subida nos vamos encontrando postes de madera, esta vez con su placa (quizás al idiota le entró mal de altura al comienzo de la pendiente y se dio la vuelta) al tiempo que entre la vegetación y los pinos aparecen los primeros ejemplares de margalló, la palmera típica del Garraf. Caminamos con cuidado, pues el terreno está muy resbaladizo por las cuatro gotas que han debido caer a primera hora.


Iniciando la subida

Margalló

Ayudándonos de las manos para no resbalar en la roca

Aquí los postes están enteros

Los jabalís han estado escarbando esta mañana

Conforme ascendemos la vegetación va cambiando. Desaparecen los pinos y aparecen el margalló, el romero y otros arbustos espinosos. Las nubes van formando una espesa niebla que nos impide la visión más allá de cien metros. Pasamos junto a un enorme hito de piedras (supongo que debía ser un hito, ahora parece más un simple montón de piedras) y poco a poco alcanzamos el Turó de l'Espinader, habiendo antes dejado un desvío señalizado hacia el Avenc de la Ferla

Subiendo hacia el Turó de l'Espinader

¿Hito o montón de piedras?

El pájaro va mosca con los jabalís

La niebla nos impide cualquier vista

El camino planea ahora, haciendo un ligero giro hacia la izquierda. Nos cruzamos con otro cazador, que nos informa que todavía no han cazado nada, ni jabalís ni gamusinos. No hace falta que me convenza. No hemos escuchado ni un disparo desde los dos primeros del inicio. Dejamos al hombre, que continua haciendo guardia estoicamente y subimos por el sendero hasta desembocar en la pista que nos llevará a la cima, donde los cazadores han dejado aparcados varios todoterrenos.


Caminando  por terreno pedregoso

Otro cazador montando guardia

Llegando a la pista

Un poste sigue señalando el GR

Seguimos por la pista cegados por la niebla que nos impide ver la torre de vigilancia que corona la cima, que hace tiempo tendríamos que haber divisado en condiciones normales. Pronto aparece entre la niebla cual fantasma de hierro. Nos desviamos hacia la derecha y alcanzamos el techo comarcal del Garraf.


Avanzando por la pista donde la niebla es más espesa

Por aquí también han andado los jabalís

La torre de vigilancia aparece entre la niebla

Jan y su pajarraco en la cima

Puig de la Mola, 534 m.

Descansamos un rato junto al vértice geodésico, aunque no tardamos mucho en ponernos nuevamente en marcha. Mi idea era seguir hasta enlazar con el GR5 que te lleva hasta Olesa, pero empieza a chispear y antes que la cosa se ponga peor, preferimos volver por donde hemos subido.

Torre de vigilancia que corona la cima

Erik descansando sentado en el vértice geodésico

Jan quiere una foto con la torre

Recogiendo para ponernos en marcha otra vez


Volvemos por el mismo camino cruzándonos con los cazadores que regresan hacia los coches. No ha habido suerte. En esta ocasión el jabalí ha sido más listo. Eso sí, llevan un saco enorme de gamusinos. Comienza a chispear algo más fuerte, pero tenemos suerte y nos da tiempo de llegar al coche antes de que empiece a apretar con fuerza.

Los cazadores ya están de vuelta

¡Erik, aprieta el paso que nos mojamos!