Con los niños a cuesstas

Con los niños a cuesstas

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Sant Pere de Casserres

 Tras varios fines de semana lluviosos, aprovechamos una tregua del mal tiempo para conocer el único monasterio benedictino que hay en la comarca de Osona, el monasterio de Sant Pere de Casserres que se encuentra sobre un meandro que forma el río Ter antes de que se embalsen sus aguas en el pantano de Sau. Es una excursión sencilla, no muy larga, y con buenas vistas sobre el Collsacabra y el río Ter. El camino comienza junto al Parador de Turismo de Sau, y para llegar aquí cogeremos la C-17 hasta enlazar con la C-25 dirección Girona, para posteriormente tomar la C-153 hacia Roda de Ter, siguiendo ya los indicadores que llevan al Parador.

Mapa de la ruta - Editorial Alpina


Una espesa niebla  y 2º de temperatura nos reciben cuando llegamos al Parador de Turismo. Sin embargo, confiamos que a lo largo de la mañana se vaya levantando y podamos disfrutar de las vistas que el camino ofrece. Dejamos el coche en el parador y volviendo hacia la carretera subimos por unas escaleras de piedra que salen a la pista asfaltada que lleva al monasterio. Ascendemos por ella unos metros y antes de llegar a una curva, una gran losa de piedra nos señala el camino a seguir.

Niebla espesa y temperatura baja al comenzar la excursión

Escaleras a la entrada del Parador

Subimos un poco por la pista asfaltada

Inicio del sendero al monasterio

Entramos en un bosque de encinas y robles, con algún que otro madroño, siguiendo las marcas blancas, rojas y amarillas que encontraremos pintadas en los troncos de los árboles. El terreno está lleno de hojas y con la humedad hay que tener cuidado de no resbalar en algunos tramos de bajada. El camino hace contínuas ondulaciones, con más bajadas que subidas. Cuanto más se baja, más niebla. Viendo que no vamos a disfrutar de las vistas al río Ter, los niños se conforman con ir contando y fotografiando las setas que encontramos a lo largo del sendero.

Nos adentramos en el bosque

El camino desciende ligeramente

Sin embargo el sol luce cuando  subimos...

...para dejar lugar a la niebla en cuanto volvemos a descender

Una bonita seta

Seguimos por dentro del bosque en contínuas subidas y bajadas. En ocasiones el sendero desemboca junto a la carretera, para volverse a introducir en el bosque. Encontraremos varias losas de piedra indicándonos el camino a seguir cada vez que hay un cruce de senderos. La niebla sigue sin disiparse y nos impide disfrutar de las vistas. 

Losas de piedra indicando el camino a seguir

Comienza a filtrarse algunos rayos de sol

La niebla nos tapa las vistas sobre el Ter

Continuamos caminado por el sendero siguiendo las marcas pintadas en los árboles y pasamos junto a una mole rocosa que nos recuerda a la roca que sostiene el Castell de Popa. Por fin parece que la niebla se va levantando y cuando salimos del bosque a una explanada que conduce hacia el monasterio, ya tenemos algunas vistas del río Ter, del monasterio y de la sierra de Cabrera, coronada por su santuario.

Con Jan siguiendo las marcas

Junto a la roca

Erik practicando la escalada en roca

Por fin comienza a disiparse la niebla

Bajamos por el sendero, ahora más estrecho y salvando alguna altura entre roca y roca, que nos conduce a una zona abierta junto a la entrada del aparcamiento del monasterio. La niebla se va marchando y la visibilidad ya es muy buena. El sol nos calienta y ya divisamos San Pere de Casserres. Llegamos al restaurante del monasterio, donde hacemos uso de sus aseos, muy límpios por cierto, y nos encaminamos hacia el cenobio, donde se compran las entradas para su visita.

Vistas al río Ter

Sant Pere de Casserres apareciendo entre la niebla

A la entrada del restaurante del monasterio

 Detrás del restaurante hay un prado donde aprovechamos para comer algo. Ahora para acceder al monasterio tenemos dos opciones: la fácil, que es un camino llano por donde transita un numeroso grupo de jubilados, y el "difícil", que es un sendero que hay por encima del primero, y que pasa sobre unas rocas y baja por unas escaleras de piedra hasta llegar al cenobio. Como buenos "Callejas" optamos por el "difícil". Unas barras de hierro con cuerdas evitan que nos desviemos del camino y podamos caer.

En el prado que hay detrás del restaurante con vistas al Ter

El sendero que nos conduce al monasterio

Erik subiendo por una zona empedrada

El monasterio ya a la vista

Llegando a Sant Pere de Caserres

El monasterio benedictino de Sant Pere de Casserres tiene su origen en el año 1005 cuando la vizcondesa Ermetruit comenzó a reconstruir la iglesia de Sant Pere, que se levantaba entre las ruinas del castillo de Casserres, cuya primera mención es del año 898. En este enlace hay un extenso artículo, muy interesante, sobre la historia del monasterio, desde su fundación hasta nuestros días. Durante la visita podemos contemplar las distintas estancias del monasterio, decoradas con diversos objetos para mostrarnos cómo era la vida en el cenobio.


Entrada al monasterio

Acceso a las dependencias del cenobio

Locutorio, posteriormente convertido en bodega

Cocina

Refrectorio


Digno de mención es su claustro, muy bien reconstruido y que alberga una cisterna para recoger las aguas pluviales en el centro, y las tumbas antropomorfas que hay en la parte exterior, pues al parecer el monasterio de levantó sobre una necrópolis.

Claustro

Dormitorio

Tumbas antropomorfas

La iglesia del monasterio es de planta cuadrangular, con tres naves cubiertas por una bóveda de cañon y acabadas en un ábside semicircular. Junto al monasterio, en la parte de atrás, se levanta el hospicio, lugar donde se alojaban los peregrinos y hoy convertido en una sala audiovisual.

Detalle externo del ábside junto a las tumbas

Interior de la iglesia

El hospicio en la parte trasera del monasterio

Como todos los lugares de peregrinación, Sant Pere de Casserres también tiene su leyenda y sus reliquias, las del niño Santo. Cuentan que un recién nacido habló a los tres días de vida para revelar que moriría muy pronto. Sus restos deberían ser colocados a los lomos de una burra ciega y allí donde ésta se detuviera, deberían construir  una iglesia en honor de Sant Pere. Durante mucho tiempo sus reliquias se veneraron y fueron objeto de peregrinación, hasta que, ya en tiempos recientes, fueron robadas. Recuperadas más tarde y en un lamentable estado, hoy se encuentran en una masía del Pla de Roda.

Acceso a la parte superiror. La escalera conduce al campanario

Todos junto al monasterio
El lugar es muy agradable, y en primavera es un buen sitio donde poder hacer un picnic, si queremos pasar el día. Una vez visitado el monasterio y descansado un rato emprendemos el camino de vuelta por el mismo sendero, disfrutando, esta vez sí, de las vistas que la niebla nos había negado por la mañana.


Cogemos nuevamente el sendero

Poco a poco dejamos atrás el monasterio

La sierra de Cabrera con su santuario

Las marcas nos siguen acompañando todo el camino

Si los niños están cansados de caminar por el sendero, tenemos la opción de salir a la carretera en alguno de los tramos en los que el camino va a parar casi al borde de ésta. Es más monótono pero se puede disfrutar de las vistas sobre la plana de Vic, el Pedraforca y la Sierra del Cadi. Finalmente llegamos nuevamente al parador, con las vistas del Pantano de Sau que la niebla nos había impedido ver al inicio de la excursión. Desde aquí nos dirigimos al pueblo de Tavérnoles, donde paramos a comer en el restaurante El Roquet, excelente comida y buen precio.

Llegando al Parador

Vistas del pantano de Sau desde el Parador



martes, 15 de noviembre de 2011

Font de la Portella

Recupero en esta ocasión una salida que hicimos el año pasado por estas fechas a la sierra de l'Obac, donde realizamos una excursión no muy larga e ideal para hacer con niños. Se trató de visitar la Font de la Portella y es uno de los recorridos que recomienda el Parc Natural de Sant Llorenç i l'Obac. Para llegar aquí, seguiremos la carretera B-122 de Terrassa a Rellinars, y antes de llegar al desvío hacia Vacarisses (hacia el kilómetro 9), encontraremos a nuestra derecha el desvío que nos conducirá a la Casnova de l'Obac, donde podremos dejar el coche. En este enlace  podéis descargaros el folleto de la ruta. De todas formas se puede conseguir en el punto de información que tiene Parcs Naturals en la Casanova de l'Obac.

Mapa de la ruta

Dejamos el coche en el aparcamiento y nos encaminamos por una ancha pista de tierra hacia la Casanova de l'Obac. Tal como nos detalla el folleto de la ruta, la masía data del año 1786, pertenecía a la familia Ubach que le encargó su construcción a un arquitecto italiano llamado Domenico Baguti, que diseñó algo completamente distinto a las edificaciones de la zona: una masía de forma rectangular y tejado a cuatro vientos. Se concibió como almacén para guardar las herramientas utilizadas en la elaboración del vino. Hoy es el centro de información de Parcs Naturals y merece la pena su visita. Además podremos informarnos de esta ruta y muchas otras que pueden hacerse en estos parajes. Desde la terraza de la masía tenemos unas estupendas vistas de la montaña de Montserrat.


Cogiendo las mochilas

Por la pista hacia la masía

Casanova de l'Obac

La familia con Montserrat al fondo

Tras visitar la masía y su exposición, comenzamos la excursión que nos llevará hasta la Font de la Portella. Todo el camino está perfectamente señalizado por las balizas de madera características de Parcs Naturals. La primera parte del recorrido transcurre por una pista totalmente plana adaptada para las personas con minusvalía que conduce hasta la Casa Vella de l'Obac. A nuestra izquierda tenemos las vistas de Montserrat, mientras que poco a poco nos adentramos en un bosque de encinas.

Salimos de la Casanova

Tomamos la pista hacia la Casa Vella de l'Obac

Montserrat con algunas nubes sobrevolando sus agujas


Siguiendo los postes con marcas rosas llegamos a un desvío donde tomamos el camino de la derecha, abandonando momentaneamente la pista. Llegamos así a la Casa Vella de l'Obac, lugar donde se instaló la familia  Ubach en un primer momento, aunque la primera referencia que tenemos a esta masía es del siglo  XIV. Según el folleto, su torre de vigilancia (o lo poco que queda de ella) es aún más antigua, siglo IX. En 1811 las tropas francesas que asaltaron Montserrat, prendieron fuego a la masía por la ayuda que habían prestado a las tropas catalanas. Aunque fue reconstruida, un posterior incendio en 1836 a manos de las tropas carlinas hizo que se abandonara definitivamente. Según el folleto del parque, el estado ruinoso de la masía hace que debamos vigilar a los niños, evitando llevarnos un susto con alguna piedra suelta. En mi visita no me pareció peligroso, pero mejor hacer caso al consejo.

Llegamos a la Casavella de l'Obac

Cruzamos al pórtico hacia un edificio al fondo

Detalle del interior del recinto

La verdad es que pese a su aspecto ruinoso está muy bien cuidado y el lugar, a pesar de ser muy visitado, esta limpio. Dentro del recinto de la casa están lo que parecen ser restos de una ermita. Un cartel informativo con un dibujo de la masía nos explica su historia y la de la familia Ubach.


Restos de una ermita

Jan y su madre junto a unas ruinas

Cartel explicativo de la historia de la masía

Volvemos nuevamente a la pista principal y un poco más adelante cogemos el senderito que a la derecha nos lleva hasta el pozo de hielo, conocido como el pozo de la Portella. Este tipo de construcción, que encontramos abundantemente también en el Montseny, tenía como fin conservar el hielo para después venderlo en las ciudades. El pozo está muy bien conservado y es digno de admirarse. Su interior está recubierto de piedra y es bastante profundo. Otro cartel informativo nos muestra como funcionaba y es muy instructivo para los niños.


Abandonamos la masía

Avanzamos por la pista un poco más

Pozo de Hielo

Cartel informativo

Dejamos el pozo de hielo y subiendo por unas escaleras de piedra que hay a la derecha, seguimos un estrecho sendero que al rato desemboca en una zona más abierta y soleada. Desde aquí ya podemos observar la mole de conglomerado del Turó Roig. Abandonamos momentaneamente el camino para acercarnos a él y subir hasta donde nos sea posible.


El sendero nos conduce a una zona más abierta

Tomamos un caminito que nos conduce al Turó Roig

Ya se divisa el Turó Roig

El Turó Roig es un claro ejemplo de cómo la erosión moldea la roca dándole formas curiosas. Ejemplos  como éste podemos encontrarlos a lo largo de todo el parque natural de Sant Llorenç. Llegamos hasta los pies del turó y, con cuidado, subimos hasta una plataforma que hay a sus pies. Es una zona algo expuesta, así que hay que vigilar con los pequeños.

Nos acercamos a la base de Turó

Subimos hasta la base de la roca

Los peques en plena escalada

Con Erik en la plataforma

Sentados en la base de la roca

Volvemos nuevamente al camino en dirección a la Font de la Portella. Bajamos entrando en una zona muy sombría rodeados de encinas. Antes, sin embargo, tenemos unas vistas excelentes del Paller de Tot l'Any y el Turó Roig.


Una pareja con un bebé nos toma el relevo

Bajamos en busca de la Font de la Portella

El Paller de Tot l'Any a la derecha del Turó Roig

La familia posando con el Paller

Finalmente llegamos a la Font de la Portella. La zona es muy sombría y húmeda, agradable en verano pero terrible en invierno. La fuente no tiraba agua en ese momento y no se encuentra en buen estado de conservación. Aunque brotara agua, ésta no es potable. Frente a ella hay una acequia o depósito. Pasamos un rato y volvemos por el mismo  camino hasta la Casanova de l'Obac.

Junto a la fuente

La fuente no mana agua

Posando por encima de la acequia

Jan recogiendo hojas para llevar al cole

Acequia o depósito que hay frente a la fuente

El itineriario de la Font de la Portella es muy recomendable. No es muy largo y apenas si tiene desnivel. Es ideal para hacerlo con niños pequeños y disfrutar de una mañana el en bosque. Junto a la Casanova de l'Obac se encuentra el restaurante la Pastora, donde podemos comer, o bien, bajando por el desvío hacia Vacarisses hay un restaurante donde hacen todo tipo de carne a la brasa.