Con los niños a cuesstas

Con los niños a cuesstas

martes, 26 de julio de 2011

Pic de l'Àliga

Durante los días que pasamos en la Vall de Ribes no faltó nuestra visita al santuario de Núria. El Vall de Núria es un bonito lugar que sirve como punto de partida de numerosas ascensiones y travesías. Es un buen lugar para pasar un día con los niños, siempre y cuando lo completemos con alguna excursión, pues, en verano, las instalaciones no dan para mucho, salvo un paseo en barca o en caballo. Nosotros decidimos subir al Pic de l'Àliga, cima que se encuentra sobre el refugio del mismo nombre, al que se accede mediante el telecabina (o subiendo una rampa encimentada para los más deportistas). Tiene una altura de 2428 metros y desde la cima se tiene una extraordinaria panorámica de toda la olla de Núria. El desnivel es de unos 300 metros, y salvo la parte final en donde subimos por la cresta rocosa de la montaña, no tiene dificultad alguna. En una hora y media, paso caracol, nos podemos situar en la cumbre. Bajar, en algo más de media hora.


Mapa de la ruta - Editorial Alpina

 Tomamos el cremallera en la estación de Ribes-Enllaç, a la entrada del pueblo. Los trenes salen con una frecuencia de una hora, por lo que mejor consultar los horarios para evitar largas esperas en la estación. Los niños con el carnet del super 3 suben gratis. El trayecto dura unos 40 minutos contando las paradas en Ribes y Queralbs.

Estación del cremallera

Telecabina

Refugio Pic de l'Àliga

Una vez en el refugio, nos situamos delante de la entrada principal. Veremos un poste indicador que nos señala el camino a seguir. Hay dos senderos, uno más ancho en bajada que obviaremos, y otro más estrecho en subida, que es el nuestro. Para llegar a él, deberemos cruzar por una zona de piedras por donde pasa  el agua sobrante de un depósito que se encuentra más arriba y seguir por  un camino muy dificultoso. Nosotros cruzamos por la zona de  piedras y, en lugar de seguir ese caminito poco marcado,  subimos por la ladera de la montaña hasta alcanzar el sendero. Un grupo de vacas pasta tranquilamente sin hacer caso a los montañeros que pasan junto a ellas.

Poste indicador

Debemos tomar el camino superior que asciende

Aguas que proceden de un depósito

Cruzamos por las piedras

Rebaños pastando

Alcanzamos el sendero dejando atrás el refugio


Seguimos ascendiendo por el camino hasta llegar a una nueva bifurcación señalizada por un poste. Giramos a la izquierda, ya que el camino recto nos llevaría hasta Fontnegra o la cima del Torreneules, que tenemos enfrente. A partir de este momento, el camino va haciendo lazadas en contínua subida, mientras nos deleitamos con el paisaje que nos rodea, con las cimas del Torreneules a un lado y el Puigmal al otro.

Nos acercamos a una nueva bifurcación

El paisaje que nos rodea es imponente

Subimos rodeados de montañas...

... a ambos sentidos de la marcha

Durante la subida, observamos una pareja de buitres sobrevolando la cumbre. En ese momento no pensábamos en la sorpresa que nos tenían preparada. Y es que al girar en una de las lazadas que hace el camino, un grupo de buitres salió desde el otro lado de la ladera pasando a escasos tres metros de nuestras cabezas, que si bien nos permitió observarlos en toda su envergadura, les dio un buen susto a los pequeños, sobre todo a Erik que iba  abriendo camino.

Buitres sobrevolando la cumbre

Erik caminando sin saber la sorpresa que le espera al otro lado de la ladera
 
Agrupados, no queremos más emociones

Mª José subiendo a un ritmo más tranquilo

Una pausa para refrescarnos


Por fin llegamos a la última lazada desde la que ya divisamos la cumbre. Empezamos ahora a caminar por un terreno más accidentado siguiendo los hitos de piedra que encontramos. En la cima hay un pequeño grupo de excursionistas con los que nos cruzaremos antes de llegar arriba. En algún momento de la subida podemos divisar el  santuario de Nuria, abajo en el valle.

Nos encaminamos hacia la última lazada

Algunos montañeros en la cima

Subimos hacia la cresta

Vistas del santuario desde la cresta

Unos cuantos metros más de subida por la cresta y conseguimos alcanzar la cima. Hemos tardado hora y media, pero es que el ritmo ha sido bastante bajo. Las vistas que se nos ofrecen de toda la olla de Núria son espectaculares. Frente a nosotros divisamos otro montículo de  piedras más o menos a la misma  altura a la que nos encontramos: la cima de la Pala. El viento que se ha levantado sopla fuerte y tanto los niños como  Mª José echan mano de la ropa de abrigo.

Últimos metros

Erik coronando la cima del Pic de l'Àliga

Pic de l'Àliga, 2428 m.

Celebrando una nueva cima

Los peques con el Puigmal de fondo

El viento sopla fuerte y hay que abrigarse un poco

Permanecemos un rato en la cumbre, pues a pesar del viento, que en ocasiones sopla con cierta fuerza, no se está mal. Nos deleitamos con las cumbres que nos rodean y organizamos un calendario de subidas para cuando Jan tenga un par de añitos más. Finalmente, comenzamos a bajar por el mismo camino y en poco más de media hora (esta vez el paso es más animado) estamos nuevamente en el refugio, donde volvemos a subirnos en el telesilla que nos baja hasta el santuario.

Panorámica hacia la  Coma del Clot

Panorámica del Puigmal

Iniciamos el descenso

Volvemos siguiendo los hitos de piedras

Salimos nuevamente al sendero que nos conduce al refugio


Una vez abajo, comemos en un restaurante del complejo hotelero. NO LO RECOMIENDO. Además de no ser barato, tanto la calidad de la comida como la cantidad dejan mucho que desear. Es mejor venir preparado con algún picnic o traernos nuestros propios bocadillos. No hay nada mejor ni más barato que comer tumbado en la hierba frente al lago como vimos hacer a muchos excursionistas. Después se pueden recorrer las instalaciones, visitar a la virgen de Núria, dar una vuelta al lago (como hicimos nosotros) o dar un paseo en barca. Finalmente, cogimos el cremallera para bajar hasta Ribes. Un consejo: procurar estar con tiempo  suficiente para subir en él, ya que de lo contrario tendréis que hacer el trayecto de vuelta de pie, y son 40 minutos de viaje.

El santuario desde el puente que cruza el lago

Recorriendo el lugar

Encaminándonos hacia el lago

martes, 19 de julio de 2011

Taga

El Taga es una de las montañas más emblemáticas de la Vall de Ribes. Su ascensión desde Bruguera, Pardines o la Portella de Ogassa es muy larga para los más pequeños. Sin embargo, la subida desde el Coll de Jou es apta para todos. El desnivel es de más o menos 400 metros y, aunque hay un par de tramos de fuerte pendiente, puede hacerse sin dificultad a poco que los niños estén acostumbrados a estas manías de sus padres de subir montañas. El camino no tiene pérdida. La cima del Taga siempre está presente y el sendero está muy marcado.

Mapa de la ruta - ICC


Se puede dejar el coche en un pequeño parking que hay justo comenzar la bajada del collado. Cruzamos la carretera y nos enfilamos primero por un sendero bastante marcado y, una vez que se pierde, campo através buscando el cercado que nos servirá de referencia en gran parte de la subida y donde recuperamos nuevamente el sendero, ya bastante fresado. Hay que mantenerse alejado del cercado, pues veremos varios carteles anunciando que está electrificado. El día se presenta con nubes bajas que de tanto en tanto cubren la cima.

Iniciamos la subida por el sendero

Caminamos paralelos al cercado

Avanzamos como abueletes para llegar a la cima como niños

Las nubes cubren la cima...

...pero se disipan conforme subimos


Después de ascender algunos tramos bastante empinados, llegamos al Pla de las Cabanes, un pequeño llano que nos sirve para descansar y recuperar fuerzas. Un rebaño de vacas que se encuentran pastando nos cierran el paso. Para evitar molestarlas, las rodeamos por la derecha y más arriba volvemos al camino para seguir ascendiendo, poco a poco pues, a pesar de las nubes, el calor aprieta


Rebaño pastando

Dejamos atrás el Pla de les Cabanes

Un descanso para recuperar fuerzas


Volvemos a la carga, ya divisando la cruz blanca que corona el Taga. Cruzamos un paso alambrado y subimos por lo que considero la parte más dura de la ascensión, que nos lleva hasta un collado desde el que  sólo debemos seguir la cresta de la montaña por el camino para llegar a la cima.


Nuevamente en marcha

Ya divisamos la cruz del Taga

Superamos  el paso alambrado

Nos lanzamos a la última subida hacia el collado

Los últimos metros hasta la cima se convierten en una carrera entre los dos pequeños para coronarla en primer lugar. Claro, no hay color, entre un niño de 8 años y otro de 4, Erik vuelve a ser el primero. Ya veremos dentro de unos añitos, pues la forma física de Jan promete darle muchas alegrías. En esta ocasión, un servidor cierra el grupo y toda la familia  alcanza los 2040 metros del Taga.


Carrera por la cima

Erik celebrando una nueva cumbre

Mª José cubriendo los últimos metros

Taga, 2040 m.

En la cima encontramos muchos montañeros, algunos de cuatro patas. Desde la cruz nos dirigimos al vértice geodésico, punto más alto del Taga, y nos sentamos a descansar y comer algo. Se ha levantado aire y hace fresquito. así que abrigamos un poco a los niños. Entre nubes que vienen y van observamos  algunos de los picos que forman la Olla de Nuria y los pueblos que rodean al Taga.

Junto al vértice geodésico

Un vértice bastante concurrido por montañeros de toda clase

El viento sopla más fuerte y toca abrigarse

 Tras un buen rato en la cima iniciamos el descenso por el mismo camino, poniendo a nuestros cuádriceps a trabajar.

Iniciamos el descenso

Bajando hacia el collado

Cuando las nubes se disipan, aparecen las grandes montañas

Otras nubes, sin embargo, cubren parte del camino

Con calma llegamos nuevamente al Pla de les Cabanes, donde siguen las vacas pastando. En este punto, un grupo de esforzados ciclistas suben empujando sus máquinas con la idea de hacer cima y bajar montados en la bicicleta. No sé si el subidón de la bajada compensa el tremendo esfuerzo de llegar hasta arriba empujando trece o catorce kilos. Pero bueno, cada uno disfruta de la aventura a su manera.


Acercándonos al Pla de les Cabanes

Un descanso durante la bajada

Héroes en bicicleta

Finalmente alcanzamos el Coll de Jou sin novedad. Para llegar aquí veníamos desde Ribes, pasándo por Bruguera. A la vuelta decidimos seguir por la pista para ver la iglesia de Sant Martí de Ogassa y comer en el pueblo del mismo nombre. Toda la pista está asfaltada, aunque es muy estrecha y se debe circular con precaución.

Últimos metros hasta el coche

Jan sí que sabe: unos estiramientos para descargar las piernas...

...y una buena comida para recuperar fuerzas