Con los niños a cuesstas

Con los niños a cuesstas

viernes, 18 de febrero de 2011

Montcau - Cova Simanya

El Montcau es la segunda cima más alta del macizo de Sant Llorençs, con 1056 m. Su ascensión, relativamente fácil para los más pequeños, aunque en el último tramo hay que ayudarse un poco con las manos, más la visita a las cuevas Simanya, la pequeña y la grande, hacen de esta excursión una de las más bonitas que pueden realizarse en estas montañas con los niños. Además es una de las cimas que la FEEC tiene en el listado de el repte del cent cims  al que nosotros también nos hemos apuntado. La ruta se convierte en una pequeña aventura donde se mezcla el senderismo, el montañismo y hasta la espeleología. De todas formas, no está exenta de ciertos riesgos a los que tan sólo hay que aplicar un poco de prudencia. Esta excursión la realizamos en el mes de noviembre y me ha parecido oportuno subirla como complemento a la última que hemos hecho este mes de febrero, relatada en la entrada anterior.

Distancia: 6 km.
Tiempo: 4 horas, con muchas paradas y visita a la cueva
Tiempo para un adulto: 2 horas, sin paradas

Mapa del recorrido - Editorial Alpina


La ruta comienza en el parking del Coll d'Estenalles, en la carretera que va de Matadepera a Mura, que a pesar de ser bastante grande, puede estar lleno si llegas algo tarde, pues es el punto de inicio de muchas excursiones. Comenzamos a caminar hacia el centro de información, cruzando la carretera. Subimos por la pista asfaltada hasta encontrar un pequeño sendero a la izquierda marcado con una fita y que nos conducirá hasta la cima del Montcau.


Parking del Coll d'Estenalles. El Montacu asoma por encima de la colina

Preparados para la ascensión con La Falconera al fondo

Iniciamos el ascenso con la cima a la vista


La ascensión, aunque prolongada, es bastante suave en su primer tramo. El terreno pedregoso es el típico de todo el macizo. Conforme ascendemos tenemos vistas de La Falconera, Els Cortins, Montserrat... El sendero está bien marcado y los postes de color verde que encontramos nos ayudan a seguir caminando por las zonas menos accidentadas. La cima está cada vez más cerca y observamos a otros excursionistas que ascienden a la cumbre por la vertiente que conduce al Coll d'Eres.



Al principio la subida es bastante suave

Senderistas subiendo por la cresta

La subida comienza a ser un poco más dura

A veces hay que ayudarse un poco con las manos

Una foto antes de llegar a la cima

Para alcanzar la cumbre hay que subir, a veces ayudandose de las manos, un último trozo bastante vertical. Finalmente lo superamos y conseguimos hacer cima, una más. Las vistas son espectaculares, aunque también podemos ver los estragos producidos por el incendio que hace unos años asoló el parque natural. Soplaba un fuerte viento, así que no pasamos mucho tiempo allí arriba, el justo para las fotografías de rigor con el vértice geodésico y la rosa de los vientos.


Todos en la cima

Erik y Jan junto a la rosa de los vientos

La familia con Montserrat al fondo

Bajamos de la cima con cuidado, y seguimos el sendero bien marcado que nos conduce al Coll  d'Eres, aunque antes hacemos una parada para comer algo y descansar un poco. La bajada es bastante pronunciada en algunos tramos, pero no tiene peligro. Finalmente llegamos al Coll d'Eres, una pequeña explanada rodeada de árboles donde confluyen varios senderos.


Iniciamos la bajada

Vistas durante la bajada

Una parada para recuperar fuerzas

Vamos dejando atrás el Montcau

Un poco más...

...y llegamos al Coll d'Eres


Una vez llegados aquí, tomamos un sendero a la izquierda bajando unos escalones de piedra en dirección a la Font de Llor y la Cova Simanya, siguiendo el GR 5, con marcas rojas y blancas. Un poste de señalización nos indica el camino. La bajada es bastante accidentada, por lo que hay que llevar de la mano al más pequeño. La vegetación es abundante y hay que vigilar donde se pisa sobre la alfombra de hojas que cubren el camino. La verdad es que te da la sensación de andar por un bosque sacado del señor de los anillos. Después de bajar un buen trozo llegaremos a una bifurcación donde tomaremos el camino de la izquierda, señalizado también por un poste. El otro conduce a la Font de Llor.


Señal

Bajamos por las escaleras

El sendero es algo complicado

Vigilamos con las hojas para no resbalar.

El bosque es precioso

La vegetación, abundante


Seguimos caminando, cruzamos un pequeño arroyo saltando unas piedras y salimos a un camino muy estrecho que nos conduce hasta la primera cueva, la Simanya Petita. El asceso es difícil, pues hay que subir una pared bastante alta y, si bien un adulto no tendría muchos problemas, a un niño le sería un poco complicado. Así que decidimos dirigirnos directamente a la más grande.



Entrada a la cova Simanya Petita

El asceso es dificil, pero Erik intenta subir

El camino discurre ahora por un senderito muy estrecho pegado a la pared de la montaña. En este tramo hay que tener cuidado con los más pequeños. No hay ningún peligro si los tenemos controlados o los llevamos de la mano. Los precipicios que observamos son de vértigo. Finalmente llegamos a la entrada de la Simanya Gran, y aunque el acceso al interior tampoco es fácil, conseguimos subir. Hay que vigilar pues, bien por la humedad o por el agua que se filtra, las piedras están mojadas y es fácil resbalar.


El camino es muy estrecho

Las vistas son preciosas, pero mucho cuidado

Entrada a Cova Simanya Gran

La cueva Simanya Gran, con sus 400 metros de longitud es la más larga de las 163 que podemos encontrar en el macizo de Sant Llorenç. Se puede acceder con los niños más de 100 metros en su interior. Luego la cavidad se estrecha y el resto hay que dejarselo a los amantes de la espeleología. El único riesgo en su interior es resbalar, pues hay filtraciones de agua que forman un pequeño riachuelo y las rocas están mojadas. Cuenta la leyenda que el sacerdote Ermendia, en el siglo XVII, se aventuró en el interior de la cueva Simanya hasta encontrar en una gran plaza, un montón de estiércoles frescos, que lo hicieron sospechar de la existencia de una gran bestia, supuestamente un Dragón. También decía que en el interior de la cueva había plazas y calles, como de un pequeño pueblo, donde había hombres y niños desnudos esperando ser la ofrenda para el Dragón. Una más de las leyendas que rodean este magnífico paraje que es Sant Llorenç.


Entrada de la cueva desde el interior

A la entrada hay otra cavidad

El interior se estrecha conforme se avanza

Riachuelo en el interior de la cueva

Tras pasar un buen rato en la cueva, volvemos a tomar el camino, esta vez de subida, en dirección al Coll d'Eres, donde paramos a comer. Si la bajada era durilla, la subida mucho más, en especial para el más pequeño.


Jan muy animado a pesar del esfuerzo

¡A comer! en un Coll d'Eres bastante concurrido


Finalmente, tras comer y descansar un buen rato, seguimos las pista que nos conduce al Coll d'Estenalles rodeando la base del Montcau, y finalizando la excursión.


Rodeamos la base del Montcau por la pista al Coll d'Estenalles

El otoño avanza coloreando el paisaje


sábado, 12 de febrero de 2011

Els Òbits - Morral del Drac

El pasado día 5, aprovechando el inusual tiempo primaveral en pleno mes de febrero, decidimos hacer una salida más larga de lo habitual, de día completo. Nos fuimos nuevamente al macizo de Sant Llorenç a visitar las balmas conocidas como Els Obits, para después llegar hasta el Morral del Drac, a los pies de la Mola.

 
Mapa de la ruta - Editorial Alpina

Comenzamos a andar por la pista  asfaltada que sale desde el centro de interpretación del Coll d'Estenalles, dejando a nuestra izquierda el sendero que conduce a la cima del Montcau. Para nuestra sorpresa, y alegría de los peques, quedan bastantes restos de la nevada del pasado fin de semana, de lo que deduzco que nuestro ritmo, ya de por sí paso caracol, se ralentizará más por las continuas paradas para jugar con la nieve.


Subimos por la pista asfaltada

Restos de la nevada


Todo el recorrido no tiene pérdida, está muy bien señalizado y la única dificultad para los más pequeños es la distancia, casi once kilómetros en total, ida y vuelta. Seguimos por la pista en dirección al Coll d'Eres. El Montcau queda a nuestra izquierda y ya se ve en su cima a un nutrido grupo de excursionistas. Las vistas son preciosas: Montserrat, el Cadí, Montseny, etc. El día es muy claro a primera hora de la mañana y apenas hay neblina.


Seguimos la pista asfaltada con Montserrat al fondo

Vistas del Cadí con la Falconera en primer plano

El Montcau bastante concurrido

Hacia el coll d'Eres rodeando la base del Montcau

Tras caminar 30 minutos llegamos al Coll d'Eres, una explanada rodeada de árboles donde confluyen diversos caminos. Dependiendo de la ruta elegida, es un buen lugar para comer, sobre todo en verano. Cogemos el camino marcado en dirección a la Mola subiendo unos escalones de piedra y dejando a  nuestra derecha un monolito en memoria de Joan Maragall.


Entramos en una zona arbolada...

...que nos lleva a la explanada del Coll d'Eres

Continuamos nuestro camino subiendo las escaleras de piedra

Proseguimos la marcha en suave ascenso atravesando zona boscosa dominada por las encinas. Dejaremos a nuestra izquierda un camino que lleva a Les Fogueroses (todo indicado por las señales verdes del camino), veremos el Roure de Palau a nuestra derecha (roble de unos 30 metros de altura y de tronco blanquecino catalogado como árbol monumental) hasta que llegamos a un pequeño claro desde donde divisamos por primera vez la cima de la Mola, mientras el Montcau se aleja cada vez más a nuestra espalda.


Ascendemos de forma suave hasta el roure de Palau

Las paradas son contínuas para jugar con la nieve

Nos encontramos señales en cada cruce  de caminos

Un descanso para reponer fuerzas

Ya tenemos vistas del monasterio en la cima de la Mola...

...mientras el Montcau se aleja  de nosotros

Tras una pausa para comer algo, seguimos por el amplio sendero combinando zonas boscosas con otras más despejadas hasta llegar a una bifurcación señalizada. A nuestra izquierda sale un camino que se divide un poco más adelante y que conduce uno a las Pinasses y otro a la Font Flàvia y Els Obits. Nosotros decidimos continuar en dirección a la Mola y coger el desvío que encontraremos más adelante para llegar a Els Obits, más sencillo de seguir si se va con niños. La parte negativa es la torrentera que tuvimos que bajar (y posteriormente subir), bastante accidentada. Tras bajar con cuidado ayudando al más pequeño, seguimos el sendero hasta encontrar el desvío (una vez más señalizado) que nos conduce finalmente a las balmas conocidas como Els Obits.


Seguimos el sendero en ligera subida

Hay que bajar esta torrentera

Aquí Jan necesita un poco de ayuda

Llegamos a Els Obits. El Montseny al fondo


Els Obits son dos balmas o cuevas aprovechadas como vivienda y edificadas parcialmente. Al parecer estuvieron habitadas desde la Edad Media hasta el siglo pasado, en que se utilizaban como refugio para el ganado. Entre las múltiples leyendas que rodean al parque de Sant Llorenç, hay una que hace referencia a estas cuevas y en la que  se cuenta que se utilizaban para fabricar moneda falsa. Las vistas son espléndidas  desde los riscos, con el Montseny nevado al fondo. Se puede seguir un camino que las rodea y que conduce a la Font Flavia y de vuelta al camino hacia el Coll d'Estenalles.


Els Obits

Detalle de la entrada de una cueva

Otra de las cuevas

Els Obits

Otra más

Foto de familia

Interior de una de las balmas

Todos dentro

Panorámica desde los riscos. El Montseny a la izquierda y la Mola a la derecha


Tras estar un buen rato explorando las cuevas, volvemos por el mismo sendero al camino principal y nos dirigimos hacia nuestra próxima parada: el Morral del Drac. Pasamos por un encinar, con nuevas paradas en cada sitio que encontramos con un poco de nieve, hasta subir a un pequeño collado desde donde ya podemos ver frente a nosotros La Mola, al oeste el macizo de Montserrat y al este asoma el Morral del Drac. Rodeamos un pequeño risco y bajamos por una pequeña canal hasta llegar a un cruce de caminos: Can Pobla, La Mola, Sta. Agnes.


Volvemos al camino y subimos cruzando un encinar

Más paradas para jugar

Un pequeño sendero nos conduce a lo alto de un collado...

...desde donde ya divisamos el Morral del Drac

El Morral del Drac, también conocido como la Cova del Drac, es una curiosa formación rocosa con una grieta en medio y que se alza sobre un riscal. La leyenda, como tantas en estos lares, cuenta que los moros, derrotados por el conde de Barcelona, para vengarse, trajeron un dragón de Africa que criaron en la cueva donde se encuentra la ermita de Sta. Agnes para aterrorizar a toda la comarca. Al enterarse el conde, se batió con el dragón dándole muerte en este lugar. Otros dicen que era aquí donde vivía el dragón. Acceder a la grieta de la roca es relativamente sencillo, aunque si queremos subir algún niño hay que tener mucho cuidado: al final de la grieta nos espera un precipicio. Se puede acceder bien por un caminito y luego escalar un poco por el lateral de la roca o bien subir por una canal que conduce a los pies del Morral, camino que elegí para subir con Erik.


Morral del Drac

Una de las vías de acceso

Subiendo con Erik por la canal

Con Erik en el interior del Morral del Drac

Nuestra intención era llegar hasta la ermita de Sta. Agnes, que se encuentra muy cerca de aquí, pero el sendero de bajada es muy accidentado y duro para el más pequeño. Además, con las contínuas paradas para jugar con la nieve, era ya la hora de comer, así que nos dimos la vuelta, dejando la visita a la ermita para otra ocasión, quizás cuando volvamos a subir a la Mola desde Can Pobla. Para comer elegimos el collado que hay antes de bajar al Morral, disfrutando de unas hermosas vistas de la montaña de Montserrat.


Subimos nuevamente al collado...

...y comemos en la explanada

Tras reponer fuerzas y descansar un buen rato, regresamos por el mismo camino, sorprendentemente en menos de dos horas, y eso que paramos varias veces, incluso para hacer un mini muñeco de nieve. Subimos de nuevo la torrentera, parte más complicada del camino, y pronto divisamos el Montcau. Un poco más y finalmente llegamos al Coll d'Estenalles, fin de la excursión.


Subimos de nuevo por la torrentera

Haciendo un muñeco de nieve

La nieve no daba para más

El Montcau a la vista

De regreso en el centro de interpretación